Querido señor Presidente:
Espero con ahínco que se pudra en el infierno. No es una metáfora o un deseo lejano, REALMENTE deseo que se pudra en el infierno. No es que su política de porquería me moleste, ni el hecho que valide su posición con el apoyo de los militares, los marinos y los policías que todos los días nos amargan un poco la vida al verlos pasar, omnipotentes, frente a nuestros ojos.
Tampoco es por su falta de carácter ni la imagen patética de su persona, tratándo de convencernos que no nos estamos muriendo de hambre, que nuestros niños no son cuasi analfabetas y que la riqueza es de todos los mexicanos. No, no es por eso....
Más bien por un resentimiento personal que nacional. Odio cada maldito trámite, cada forma estúpida y cada funcionario imbécil con que me he topado. Hoy veo con furibunda expresión, que usted y sus funcionarios me señalan como sujeto de una serie de trámites que me confunden, que me son lejanos, que no quiero cumplir. Así que pase un buen día...y PÚDRASE en el infierno.
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