martes, 6 de enero de 2009

Epístola navideña

Me tragué la navidad con todo y envoltura, ya saben, para que los deseos, esos que vienen podridos, no me hicieran daño.
Hice de todo, saludé, sonreí y comí, a veces con hartas ganas y otras por puro compromiso, odio más romper el corazón de mi abuela que la hipocresía ajena. Y entonces me acordé de todo.
De todos.
Quise que las sirenas, que cantan a todas horas y más cuando no deben...dejaran, aunque sea por la nochebuena, mis oidos en paz.
Quise que en mi lengua dejara de sentirse ese sabor pastoso, que bien se sabe que es el de la añoranza. (dice el fulano que añorar es mirar para atrás, puede que tenga razón)
Quise en todo caso, que nevara dentro de la casa, para que afuera, saliera el sol....

1 comentario:

Hozbelya dijo...

esbuenosaber que en las estepas...unonoesta solo.....